domingo, 7 de diciembre de 2025

UN MEJOR PROYECTO PARA DISCUTIR LA REFORMA PENAL: EL ALTERNATIVO

 UN MEJOR PROYECTO PARA DISCUTIR LA REFORMA PENAL: EL ALTERNATIVO

 

El jueves 2 de octubre de 2025, desde el Complejo Penitenciario Nº 1 de Ezeiza, en acto con gran difusión pública, se presentó el proyecto oficial de reforma penal, anunciando un nuevo Código por medio del que se brindaría mayor protección para bienes jurídicos tradicionales como la vida, la libertad, la propiedad y el honor. También para otros como la familia y el ambiente, que no tienen consideración en un Título propio, en el código vigente, aunque existen numerosas previsiones penales a su respecto. Además, se mencionó uno nuevo: el equilibrio fiscal, que jamás fue considerado como objeto de protección penal. La protección ampliada se lograría mediante un aumento generalizado de penas que, además, en los delitos graves, iría acompañado de su imprescriptibilidad y el endurecimiento de la fase de ejecución (que los condenados no puedan acceder a salidas anticipadas), idea que se reforzó con la invocación de dos consignas: “tolerancia cero con la delincuencia” y que “el que las hace, las paga”. Luego se ha insistido en que se trata de una normativa pensada para la sociedad y a favor de las víctimas. Esto es lo que se va a llevar a tratamiento en sesiones extraordinarias del (nuevo) Congreso.

¿Es necesario un nuevo código penal? Categóricamente, . El vigente es de 1921, con 316 artículos a los que se ha modificado más de mil veces y complementado con muchísimas leyes penales fuera del código. En síntesis, ha perdido todas las características y virtudes que tuvo en su origen por sucesivos parches y reformas contradictorias. Todos estamos de acuerdo en que debemos avanzar hacia un nuevo código (por eso se intentó sin éxito en los gobiernos de Néstor Kirchner, de Cristina Fernández de Kirchner y de Mauricio Macri). Debe ser uno técnicamente correcto, actualizado, coherente con los valores que consagra la Constitución Nacional y apropiado en consecuencia a un estado democrático de derecho.

¿El proyecto oficial reúne esas características? NO. ¿Por qué? Porque parte de premisas que históricamente se ha probado son equivocadas. Además, se las invoca omitiendo o ignorando datos de la realidad que son ineludibles en cualquier discusión seria en la materia. En síntesis extrema: estamos en un país cuyo sistema judicial penal está colapsado, con causas de todo tipo y gravedad con plazos incumplidos, órganos judiciales insuficientes y en gran porcentaje acéfalos (porque su cobertura se demora por más de un lustro por falta de acuerdo político, baste pensar en la Procuración General de la Nación y la propia Corte Suprema), con procedimientos que pretenden cambiarse sin asignación presupuestaria, con cárceles sobrepobladas y en condiciones de hacinamiento incompatible con los estándares internacionales humanitarios. No se llegó a esta situación por crecimiento poblacional y falta de adecuación de la infraestructura. No se invirtió en esta (la capacidad de alojamiento carcelario se amplía agregando más colchones en las mismas celdas) y la población creció un 40%, pero en prisión tenemos un 334% más de personas (casi diez veces más presos, en comparación con la cantidad de habitantes).

Tenemos más presos porque el camino que se nos propone como novedad es justamente el que hemos transitado en estas últimas dos décadas. Desde la época de las reformas promovidas por Blumberg (2004), sistemáticamente, a impulso de otros hechos graves con repercusión mediática, cada modificación implicó aumentos de pena o que se cumplan con más rigor. Así, cada vez hay más presos por más tiempo sin que la capacidad ni calidad de alojamiento mejoren. En Argentina, en el año 2000 teníamos una tasa porcentual de 102 presos por cada 100.000 habitantes, en 2024 llegamos a 255 por cada 100.000 (son más de 125.000 los que están en cárceles o comisarías, muchos sin condena). La provincia de Buenos Aires (“acusada” de reservorio garantista) tiene el 39 % de la población pero el 50,2 % de los presos, por lo que su tasa es mucho mayor: 355. Es decir que tiene un promedio de 100 personas más presas por cada 100.000 que el resto del país.

Pero no todas son malas noticias. La tasa de homicidios en 2024 fue la más baja de la historia y es la más baja de toda Sudamérica: 3,8 por cada 100.000. Este año ha bajado a 3,3. Si el índice de homicidios viene bajando sistemáticamente en los últimos años con las penas vigentes, ¿por qué el proyecto oficial las aumenta?. El ejemplo permite advertir que no hay racionalidad sino solo la apelación emotiva y demagógica de mostrar que para “solucionar la inseguridad” podemos ser más crueles todavía, que podemos dispensar más años de castigo en peores condiciones. No se trata del análisis racional que corrige donde luce necesario. Un caso: los delitos contra la administración pública y de corrupción tienen penas bajas. Respetando la proporcionalidad, ajustémoslas. Pero no es esto lo que se propone. Es un discurso que vende y promociona que más penas significan menos delitos y como queremos menos delitos subimos las penas para todos.

El mínimo repaso de datos revela que no estamos frente a una discusión “teórica” sobre la efectividad de la intimidación o coacción psicológica (lo que el mundo académico ya ha descartado desde hace siglos), sino que hemos vivido en la realidad actual su fracaso. Francesco Carrara (1805-1888), padre del derecho liberal clásico, advertía en la Italia del siglo XIX sobre su incorrección tanto como por su demagógico uso por el legislador diciéndonos que “…los juristas sabios han abandonado la doctrina de la intimidación, a pesar de que algunos legisladores siguen todavía explotándola en provecho propio. Si admitimos en el derecho punitivo este fin de impedir los delitos aterrorizando al delincuente… cada delito que se comete, muestra con evidencia que la pena conminada no fue bastante para atemorizar al delincuente que la ha despreciado; luego es necesaria aumentarla, y después seguir aumentándola a cada nueva prueba de desprecio y de insuficiencia respectiva; y ya no habría límites para esta lógica inexorable. El hombre peca, ha pecado y pecará mientras sea hombre, aunque la justicia divina lo amenace con castigos mucho menos evitables y mucho más tremendos de lo que puedan serlo los irrogados por el brazo del hombre…”.

Nuestros legisladores deben discutir un proyecto que responda a la racionalidad y no parta del error y la apelación emotiva que construye consensos en redes sociales y medios tradicionales reproduciendo frases y consignas tan atractivas como falsas. Uno que responda a la mejor tradición constitucional, no que le dé la espalda a nuestra Carta Magna. Y tienen la oportunidad de hacerlo: con el apoyo del Instituto de Estudios Comparados en Ciencias Penales y Sociales (INECIP), el diputado nacional Fernando Carbajal (UCR/Bloque Democracia para Siempre), presentó en el Congreso de la Nación el “Anteproyecto de Ley de Reforma y Actualización Integral del Código Penal de la Nación”, originalmente elaborado en 2007 y rediseñado en 2023 (puede consultarse en: https://drive.google.com/file/d/1Ogv0dM4ZUAVwq2g70lmW1UHOroM0l5Y1/view?pli=1). Se trata del proyecto de ley 6917-D-2025, iniciado el 4/12/2025 (puede consultarse en: https://drive.google.com/file/d/1KDCnN9HQkP_9y7nvqINvnDQG84FJNmv1/view). El comunicado del INECIP puede consutarse en: https://inecip.org/prensa/comunicados/se-presento-un-proyecto-alternativo-del-codigo-penal-con-el-apoyo-del-inecip/

Existe entonces una mejor base, aunque perfectible, para que finalmente tengamos un nuevo Código Penal acorde a los requerimientos del siglo XXI y sin apartamiento de los valores fundacionales de la República. Las decenas de universidades nacionales (entre las que estuvo a la que pertenezco), asociaciones e instituciones sociales del sector que fueron consultados entre 2006 y 2007 para la redacción del ahora Anteproyecto “alternativo”, sin dudas, estarán nuevamente a disposición para sugerir a nuestro Congreso las mejores soluciones para optimizarlo.

Mar del Plata, 7 de diciembre de 2025.

 

Prof. Dr. Marcelo A. Riquert

Director del Área Departamental Penal

Facultad de Derecho

Universidad Nacional de Mar del Plata

No hay comentarios:

UN MEJOR PROYECTO PARA DISCUTIR LA REFORMA PENAL: EL ALTERNATIVO

  UN MEJOR PROYECTO PARA DISCUTIR LA REFORMA PENAL: EL ALTERNATIVO   El jueves 2 de octubre de 2025, desde el Complejo Penitenciario Nº ...